El maestro Rafael Frühbeck de Burgos se ha ido a casa esta mañana.
El maestro Frühbeck de Burgos fue mi primer «jefe» en la Orquesta Sinfónica de Viena de 1994 a 1996.
Era una persona muy justa que, a sabiendas, mantenía una distancia respetuosa con cada uno de sus músicos. No hacía distinciones ni excepciones: ¡trataba a todos por igual!
Me gustaría compartir una pequeña anécdota que fue una experiencia clave para mí en mi desarrollo profesional.
Era mi primer concierto como primer concertino, Rafael Frühbeck de Burgos dirigía la Orquesta Sinfónica de Viena en el Konzerthaus de Viena.
El programa incluye «El tricornio» de de Falla.
Había una ligera incoherencia en los primeros violines e intenté por todos los medios seguir al director de orquesta para compensar este mínimo «desnivel»… Pero no lo conseguí…
Después del concierto -como debe ser- fui a la habitación del Maestro para darle las gracias y disculparme por el pequeño incidente.
Breve y sucintamente, como era su costumbre, dijo lo siguiente: Sra. Kolar, le diré una cosa: ¡nunca juegue con el director, juegue siempre con el grupo!
Mis queridos lectores, ¡no sabéis el viaje que me ha ahorrado el honorable y querido maestro!
Nada de tediosos aprendizajes de experiencias críticas, sino una pista sorprendente, ¡cuya profundidad y claridad aún me acompañan hoy en día!
Después de muchos años, volvimos a vernos a intervalos más o menos regulares: en Bergen, en Sevilla y mi último encuentro con él fue «su» Carmina Burana con la Orquesta Nacional España en Madrid antes de Navidad.

¡Gracias Maestro Frühbeck de Burgos! ¡Que vuelvas a la fuente de todos nosotros acompañado por la música de los ángeles!